Historia
De las manos de un viajero francés que a comienzos de este siglo aparece en Boyacá, llega a nuestras manos un puñado de semillas del legendario «trigo sarraceno» (Fagopyrum esculentum) originario del lejano Oriente hace 7.000 años aprox. y que es introducido en Europa en el siglo XVI por los sarracenos a raíz de la Guerra Santa. De allí con los años se riega por todo el mundo.
Hace más de diez años lo venimos cultivando artesanalmente en pequeñas parcelas de El Robledal, dado que cada día crece su demanda como alimento nutritivo de altísima calidad que puede ser consumido por los celiacos, ya que no contiene gluten.
Cultivo
Actualmente, todos los años sembramos una o dos parcelas de sarraceno (también llamado alforfón) al año, ya que se trata de un cultivo resiliente y rápido que encaja muy bien dentro del contexto agrícola campesino del minifundio. Esto permite, a la hora de la cosecha, acudir al «Convite», antigua costumbre en las comunidades rurales de los Andes, de colaboración con mano de obra, al tiempo que se recibe un almuerzo bien nutrido y la bebida que se tome. Hay que aclarar que este cultivo es totalmente orgánico. Una vez cosechado el sarraceno viene la trilla y selección del grano que es un proceso dispendioso y exigente cuando se hace manualmente. Puede tomar varios días. El grano limpio y seleccionado queda listo para llevar al Molino.
Molino
El mercado en que participamos es básicamente el de la harina de sarraceno, que es utilizada para fabricar Pan, Crepes, Tortas y otras preparaciones en restaurantes y panaderías. Hoy contamos con un molino eléctrico artesanal con masa de piedra que nos da autonomía a la hora de atender los pedidos.